La pintora, Candela Pietropaolo, el geomorfólogo Carlos Ramonel, la bióloga Verónica Williner, el historiador Hugo Ramos y la semióloga Lucía Stubrin dialogaron semanas atrás sobre lo que para cada uno de ellos significan los colores del río, es decir, sobre el sentido que tienen esos colores desde sus miradas particulares atravesadas por sus disciplinas artístico-profesionales. Lo hicieron durante el encuentro «Los colores del agua: un diálogo entre la ciencia y el arte» organizado por nuestra Cátedra Unesco en el marco de la conmemoración del día mundial del agua.

El diálogo entre los especialistas se dio a partir de una puesta en escena previamente planificada y ensayada pero en un marco de espontaneidad  y naturalidad que el público asistente disfrutó y los protagonistas también.

En este contexto, nos pareció interesante consultar a los participantes sobre la experiencia de haber colaborado en la producción del encuentro, la elaboración del guión final, los ensayos, el intercambio con otras disciplinas, así como también sobre el aporte que éstas les ofrecieron para ampliar su mirada en relación al objeto propuesto como tema de diálogo.

Todos coinciden en que fue una vivencia enriquecedora y edificante, y aunque algunos confesaron no estar acostumbrados a llevar adelante una experiencia de este tipo  donde por detrás de una aparente improvisación había una estructura pensada y elaborada previamente , y cómo aquello les representó un desafío, valoraron la posibilidad que les dio la experiencia de aprender de otras miradas sobre un mismo objeto (los colores del agua del río) y el cambio que ello significó en sus propias percepciones.

Pero veamos cuáles fueron estas sensaciones en palabras de sus protagonistas:

Hugo Ramos

La planificación de la experiencia y el ensayo, la verdad es que fueron sumamente enriquecedoras a nivel personal y también a nivel académico porque durante el ensayo ya empezó a aparecer esto de descubrir otras maneras de pensar mi relación con el agua y aprender sobre otras maneras de relacionarse con el río, con las lagunas, con los colores del agua. Entiendo que esto funciona como una excusa para pensar nuestra relación con el ambiente que habitamos. Por eso fue muy enriquecedora y yo creo que marca un quiebre en mí porque difícilmente vuelva a mirar el río de la misma manera que lo miraba antes; porque ahí hay una serie de saberes  (no solo en términos académicos sino también en términos experienciales) que se incorporaron a partir del intercambio con colegas de otras disciplinas, a partir de la planificación conjunta en las distintas etapas y en el desarrollo de lo que fue el guión de la conversación. Fue una experiencia colectiva de aprendizaje que me permite mirar desde otros lugares los colores del agua y la relación que tenemos con el ambiente en el que vivimos.

En lo que tiene que ver con las disciplinas que me parecieron más enriquecedoras es difícil establecer una jerarquía porque tiene que ver más con gustos personales que con las calidades de los conocimientos, que son todos muy válidos. Pero a mí particularmente me interesó muchísimo el aporte desde la geología, y ahí la mirada de Carlos Ramonel que dio detalles sobre los sedimentos y cómo estos tiñen el color del agua ya que allí radica gran parte de lo que te decía de que va a ser difícil volver a mirar el río de la misma manera porque ahora hay una serie de saberes vinculados con temporalidades del río, con en qué momentos hay sedimentos que llegan y que tiñen el color del agua que hacen que lo mire de otra manera. Y después el aporte desde las ciencias naturales también me pareció sumamente enriquecedor en términos de la relación que uno siempre hace entre color del agua y contaminación: creo que ahí lo que aportó Verónica Williner fue sumamente importante.

Lucía Stubrin

Pienso que fue una experiencia muy agradable aunque en un principio la consigna fue difícil de comprender, es decir de lo que se iba a tratar “Los colores del agua”. Pero una vez que nos conocimos entre los participantes y fluyó cierta apertura a escucharnos y a entender cada punto de vista sobre los colores del agua, porque en el debate salía también dudas sobre los conocimientos de los otros que no son específicos del dominio de cada uno, entonces creo que fue muy fructífero todo el proceso. Y fue también haciendo que al momento de la presentación fluyera esta comunicación y este compañerismo que creo que se transmitió también al público, donde cada uno cumplía un rol específico y hacía que en el conjunto todo se luzca mejor: desde la obra de la artista hasta cada una de las intervenciones que planificamos. Así que creo que fue una experiencia muy interesante, muy bien organizada, que llevó su tiempo pero este tiempo fue necesario para fortalecer la relación y poder armar este guion que fluyó con bastante naturalidad después en la puesta en escena.

A mí que soy historiadora del arte y trabajo mucho con artistas en particular lo que más me llamó la atención fue el aporte y el conocimiento que transmitió Carlos Ramonel. Había mucha información en su discurso de la cual yo no tenía ninguna información previa por lo cual su aporte para mí fue muy novedoso y deslumbrante en relación a vivir en el paisaje de la ciudad, a vivir junto al rio toda la vida y desconocer absolutamente el origen de los colores del agua en función de los sedimentos y el recorrido que hacen esos sedimentos, como por ejemplo cómo el hecho de colocar una represa puede afectar la coloración del agua. En ese sentido Carlos aportó muchos conocimientos específicos que para mí eran una novedad. Y también, si bien no llamó tanto mi atención en un comienzo, en relación a la obra artística de Candela Pietropaolo creo que luego cuando ella fue describiendo su metodología de producción de las obras aparecieron informaciones que llamaron mucho mi atención en relación a los momentos del día en que ella registraba y la técnica utilizada para que no se entorpezca la mezcla de los colores que iba haciendo arriba de la lancha mientras observaba. Ellos dos, Carlos y Candela, fueron desde mi punto de vista, quienes aportaron quizá información más novedosa. En el caso de Carlos específicamente y en el caso de Candela en cuanto a la técnica usada para poder llevar adelante sus obras, lo que me permitió ver un poco más allá del formato de la obra, de lo que la obra dice por sí misma, lo que me aportó más disfrute al momento de contemplarla.

Candela Pietropaolo

Me resultó muy grato y enriquecedor compartir mi visión con todas estas profesiones más vinculadas a la ciencia. Para mí fue una oportunidad de ampliar mi mirada ya que me interesa lo que estudian o piensan otras profesiones sobre el tema. Por ahí no estoy tan acostumbrada a trabajar de una manera tan guionada como se planteó la propuesta, esto de que uno pregunte y tenga cierto tiempo para responder y que además tenga que responder cosas específicas acordadas previamente. Yo soy un poco más espontánea y entonces me costó acomodarme a un diálogo guionado. También me gustó mucho que se hayan abierto las preguntas al público porque la mayoría de las personas que venían a hablar conmigo no provenían de las artes sino de las ciencias y eso estuvo muy bueno porque se acercaron a intercambiar cosas que habían vivido, conocían o sabían desde lo científico y trataron de aportar a mi búsqueda.

Por otra parte creo que todas las miradas contribuyeron a generar una visión más amplia de la temática, cada visión/perspectiva expresada fue interesante. Personalmente me sentí más atraída por lo que propusieron Carlos Ramonel y Verónica Williner pero solamente por un interés propio más específico en la temática en la que ellos trabajan, en su profesión. Si bien pienso que fueron muy importantes también los aportes de Hugo Ramos y de Lucía Stubrin como para darle un marco, interrelacionar todas estas disciplinas y enriquecer la propuesta.

Verónica Williner

Me pareció muy importante que todas las personas intervinientes estemos en todo el proceso porque es una forma de encontrar la voz de cada disciplina en el contexto de otras para que mantengan su especificidad pero a la vez sean parte de un todo, y eso se puede lograr en el intercambio, en la reestructuración a partir de lo que las demás personas aportan. También me resultó interesante que quienes convocaron a partir de una idea, Mario Schreider y Natalia Bas, pudieron estar también en todas las instancias porque iban dándole forma en función de sus objetivos y de cómo habían pensado desde el comienzo la realización del encuentro.

Por otro lado, respecto de la mirada de las otras disciplinas, lo que me pareció más impactante fue el modo de captar lo dinámico, el movimiento, que es lo que hizo Candela desde las artes. Tal vez el mayor impacto viene porque es una lógica de construcción de sentido muy diferente a la que estoy acostumbrada a transitar desde las tareas de investigación y desde la biología.

Carlos Ramonel

La experiencia fue sumamente enriquecedora porque juntarse con gente dispuesta a dialogar abiertamente siempre es enriquecedor. Aunque debo decir que cuando se empezaron a hacer los preparativos pensé que iba a consistir en repetir un libreto y en general soy una persona desestructurada y no me gusta mucho ese formato. No obstante, afortunadamente los preparativos fueron amenos y con amplia libertad. Una experiencia enriquecedora, con libertad y muy integradora de diferentes miradas.

Uno de los puntos de vista que me llamó la atención fue el de la pintora: por un lado por el hecho de tener la iniciativa de querer captar el río y por otro porque en el momento de hacerlo se da cuenta de que la variedad de colores era infinita ya que llega a cuatrocientos colores hasta que en un momento dice “basta porque esto no acaba nunca”. Así que esa iniciativa y ese mirar tantos colores (que ni siquiera yo hubiera imaginado una paleta de colores semejante), es lo que más me llamó la atención, aunque terminamos concluyendo con ella en que el infinito estaba en el marrón. La otra mirada que me llamó la atención fue la de la biología porque siempre tengo una curiosidad particular acerca de cómo la fauna de vertebrados e invertebrados del río perciben al río.